martes, 8 de septiembre de 2009

Of Wolf and Man

La vida era como un nene de 5 años ese invierno. Y nosotros éramos su caja de juguetes. El gran problema era que éramos todos juguetes rotos. A uno le faltaba una pierna, al otro un brazo, éramos como una caja de soldaditos de plástico y cada uno con un problema distinto. Pero todos, sin excepción, compartíamos algo, sabíamos que estábamos rotos. Cuando mirábamos la vida y mirábamos al resto, algo había que no estaba bien.
A veces miro hacia atrás y no entiendo como pretendían que hagamos, éramos niños pero teníamos que lidiar con las cosas de la vida de adultos y no estábamos listos.
Y los adultos, no estaban listos para que nosotros tengamos que crecer tan rápido. Uno mira de su lado y conoce la historia como le toca vivir, en mi caso, tuve la suerte e que mis viejos fuesen bastante coherentes y comprensivos. Y creo, que de alguna manera entendieron que era lo que nos había pasado, e intentaron ayudarnos a su manera. En algunos casos no tuvieron esa suerte.
Creo que comprender lo traumático que puede ser la muerte a los 17 años es prácticamente imposible si no se vive o no se tiene esa edad, de hecho es imposible comprenderlo a esa edad sin haberlo vivido, pero voy a intentar hacer mi mejor esfuerzo para explicarlo.
Cuando tenes 17 años (y aquellos de ustedes que los tengan o que aún lo recuerden me entenderán), la vida te parece algo eterno, sos bajo todo concepto inmortal y nada puede tocarte. En tu cabeza, solo pensas en vivir 200 años y ser el rey del mundo, todo lo que para el resto de las personas es difícil o imposible, para vos es algo que esta ahí, al alcance de tu mano, que si no lo tenes, es por que sencillamente no lo queres.
De repente alguien se muere, y no cualquier persona, se muere un par tuyo, una persona que tiene tu edad, que comparte tus sueños y supuestamente tu idea de la vida, siguiendo tu propio razonamiento y de una manera subconsciente, eso no puede pasar, por que si vos sos inmortal, esa persona que esta enfrente, que es tu par, por extensión, también tiene que serlo. Como si eso fuese poco, esa persona no solo dejo de existir, sino que ELIGIO dejar de hacerlo.
Sin previo aviso, sin tiempo de preparación ni advertencia de ningún tipo, nos encontramos ahi, en el mundo adulto, nos sacaron nuestra adolescencia y nuestra omnipotencia a golpes de vida (o de muerte). Y nosotros, que creiamos que el mundo terminaba en nuestro ombligo nos encontramos con la realidad.
No creo que hayamos estado listos para los que nos toco vivir, pero lo cierto es que tampoco creo que nadie estuviese listo, ni nosotros pobres pelotudos adolescentes para entrar a la vida de adultos ni los otros pobres adultos criando pelotudos adolescentes que tenian que empezar a entender cosas que solo el tiempo podia explicarles con claridad.
Asi que ahi estabamos, adolesciendo la vida como nunca e intentando lidiar con la muerte y con nuestra propia mortalidad. En la mayoria de los casos eso era lo unico que teniamos en común. Y entonces pasó lo que pasa en la misma naturaleza, nosotros que nos veiamos distintos, decidimos juntarnos.
Y cada uno de los pobres juguetes rotos, dejo de sentirse como tal, no dejamos de serlo. Pero la manda corria junta, y donde uno era debil, muchos eramos fuertes.

3 comentarios:

  1. Me sorprende ser el primero que firma...
    Muy bueno che... Muy bueno.
    Concuerdo, nadie que no haya vivido una muerte a esa edad (por suerte) la puede comprender.
    Saludos

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  2. Gracias Diego por los halagos, viniendo de alguien que >el resto de la humandidad es muy buena onda!!!

    Mi gente no es muy posteadora che. asi que no te extrañe que seas el primero en comentar.

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  3. cuando tenía 15 años mi mejor amiga de 14 años se murio.
    la vi un martes x ultima vez y el jueves ya estaba muerta.
    es una guachada que te pase algo así.
    yo siento vacío x culpa de esa situación, y siempre la recuerdo.

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