lunes, 8 de junio de 2009

Oh, Jesus he loves me (and he knows im right)!

Cuando suceden cosas como las que nos pasaron a nosotros (y acá digo nosotros por que hablo de mi generación, de mi gente, de lo que nos tocó vivir). La gente mayor casi uniformemente te da alguna respuesta pelotuda relacionada con la religión, te invocan a cuanto santo ande dando vueltas, a dios y obviamente a Jesús (sea el niño, el de 33 que se muere en la cruz o a Don Jesús el almacenero de la vuelta). Yo debo decir que algo le debo a Jesús, nunca voy a saber si fue la esperanza, el mensaje o el sencillo hecho de ayudar, pero algo le debo...

Habían pasado algunos días de el entierro de Tomy, el recuerdo estaba vivo y dolía en el corazón y la mente de todos, el clima era depresivo a más no poder y en el medio de esa atmosfera de mierda fue que llego Ariel a mi casa. Ariel estaba casi eufórico, no me dio tiempo ni a saludarlo que me dijo que tenía que ir con él, que lo siga que tenia algo para mostrarme. Salimos caminando de casa, pucho en mano y charla va, charla viene, en todo el camino no quiso decirme que era lo que tenia que ver ni a donde íbamos, a mi, sinceramente, no me importaba en lo más mínimo, solo quería caminar y olvidarme de todo por un rato.
Llegamos algún tiempo después a la casa de su hermana que hacia poco se había mudado con el novio. Cuando llegamos, saludamos y sin más preámbulo me llevaron al living, ahí, justo en el centro de una mesita, estaba posicionado muy prolijamente un tablero ouija improvisado, con una copa de cristal en el medio.
Nos sentamos a la mesa y luego de seguir un ritual , empezó la ronda de preguntas. Luego de las primeras tres o cuatro preguntas y viendo que la copa apenas atinaba a moverse, Yanina(La hermana de Ariel) llamó a su novio, cuando Jesús (que así se llamaba el novio) se sentó a la mesa, la copa empezó a prácticamente volar de un lado al otro, iba de una letra a la otra de manera frenética. Aún hoy no sé realmente que pasó, pero solo puedo decirles que empezamos el “juego” con mucha desconfianza, y con el correr de las preguntas y a medida que recibíamos respuestas a preguntas que solo nosotros podíamos saber, esa desconfianza se fue transformando en una tenue esperanza.
Después de un rato, Jesús dijo q estaba muy cansado y que no podía seguir. El juego se termino y nosotros no sabíamos que creer, entre la incredulidad y el asombro salimos afuera a fumar un pucho, una sola cosa tengo por seguro de esa tarde. Quizás la copa la movía alguien, quizás las respuestas que yo creía imposibles podían saberlas, pero lo único que tenia seguro mientras fumaba ese cigarrillo y miraba el cielo era que ese hueco grande que me había quedado en el pecho, por un rato se sintió lleno y yo, me sentí nuevamente en una mesa acompañado por mi primo como tantas veces en el pasado.

Gracias por eso Jesús.

viernes, 5 de junio de 2009

Monday Calling

Las horas de ese domingo pasaron de a poco, me fui a mi casa y mis viejos tuvieron la buena idea de que intente dormir, si alguna vez vivieron algo asi, todos saben que es mas facil encontrar un super chino donde sepan hablar español despues de cagarte con el vuelto que lograr dormir despues de vivir algo asi.
En fin, mientras me tiraba en mi cama y mi cabeza iba de 100 a 0 em reiterados ciclos, se empezo a hacer de día. Ahi fue cuando me levante, me pegue una ducha y bajando las escaleras me puse a revisar la agenda y empece con los llamados.
Con cuanta gente hablé y qué le dije a cada uno no puedo decirles pero si puedo contarles mas o menos como fueron el 90% de las charlas...

"Hola XXXXXX te llamo para contarte que Tomás se suicido, el entierro es hoy, llamo a esta hora para engancharte antes de que salgas para el cole..." decia yo.
"Dale boludo, ¿a vos te parece gracioso para una joda esto?" era la casi constante respuesta del otro lado.

Era loco tener que convencer a la gente que alguien se habia suicidado, pero lo juro por dios que asi paso en practicamente todos los casos, lo que seguia era algun llanto y les pedía que por favor le avisen a los conocidos en común.
No sé cuantos llamados fueron ni cuantas horas pasaron, pero para cuando había terminado, mi cuerpo pesaba una tonelada, los ojos llenos de lagrimas solo se ponian cada vez más rojos y ni una caia por mi mejilla, finalmente el sueño me invadio, no podía mantenerme en píe y lo unico que tenia en mente era llegar hasta mi cama y dormir, dormirme días y días y en algún lugar de mi mente, esperaba despertar y darme cuenta que todo esto era un sueño.

Ese mismo día fue el funeral, por suerte no estuve por que la verdad tendria que haber puteadoa más de uno, igual por suerte alguien recordo un detalle gracioso. Tomás como todos los buenos fumadores, tenía la costumbre de robarse los encendedores de los demás, pero en su caso, era casi como un imán, ya era tradición cuando estabamos todos reunidos y faltaba algún encendedor, pedirle que te lo devuelva.
En fín y llendo al grano, para disgusto de sus padres, alguien se acordó de eso en medio del funeral, ese mediodia Tomás encontro su descanso en la tierra, al ataud lo enterraron tapado en encendedores, cada uno de los asistentes, a manera de ultimo recuerdo, tiro su encendedor para que descanse, quizás no nos los iba a robar más, pero parece justo que si tanto los robo en vida, no le falten nunca en la muerte.

Mientras esto pasaba yo dormia, cuando me desperte, habia soñado algo que se repetiria durante muchos días siguientes, un lindo sueño, pero la realidad seguía igual que siempre.