jueves, 27 de agosto de 2015

End of the beginning

Vemos más de lo que creemos ver, y sabemos mucho más de lo que creemos (y mucho menos de lo que realmente deberiamos saber).
Así la noche empezo con un reflejo en un espejo, con una seguridad y un recuerdo. Y ahí estaba, parado al borde la pista, cerveza en una mano, cigarrillo en la otra. Hablando con alguien sin tener la más minima de por que.
"No que yo sepa. Pero creo que conocés a una amiga mía". Dijo con una sonrisa.
Pegué una pitada grande y despacio. Me tomé mi tiempo en mirarla a la cara, la ropa, tratar de ubicarla o ver donde la podia haber cruzado.
Tenía una cara redondita, y los ojos cristalinos de alcohol, todavía brillaban con inocencia. No debía tener más de 17 o 18 años, y por más que intenté pensar donde, estaba seguro de no haberla visto nunca antes en toda mi vida.
Me acerque a su oido y casi gritando para que me escuche por encima del ruido de la musica y la gente, le pregunte quien era su amiga que yo conocía.
"J." me dijo
Me quedé parado un segundo, pensando, conocía a 2 personas con ese nombre, ninguna de ellas demasiado bien, y ninguna de ellas la relacionaba en mi mente con esta carita sonriente e infantil que me miraba atenta a mis reacciones.
"Perdoname, pero creo que o me confundiste, o yo estoy confundido". le digo y hago mi mejor cara de no saber de que me estaba hablando.
"No estoy confundida, claro, por ahí no sabes como se llama. La conociste en el munich".
De repente de entre la gente, viene una chica a los tumbos, totalmente borracha y directo a nosotros, se para enfrente nuestro. me mira, se tambalea, me mira de nuevo, se acerca y gira hacia la otra chica.
"Heeeyyyy.... ¡¡¡es el chico del munich!!!" dice a los gritos y con una hermosa y chillona voz de borracha.
Cada vez entiendo menos, ¿ahora soy famoso? ¿Que pasó en el Munich que sea tan importante?...
Trato de pensar, pero solo puedo pensar en una noche, en una chica. Mi mente se sitúa de nuevo en esa pista, en esa noche, pienso quien tenía cerca, donde estaban, trato de poner a estas 2 en la escena pero estoy casi seguro que no estaban. Cada vez entiendo menos, y seguramente en algún punto mi cara lo evidencia.
La chica con la que estaba charlando se presenta como P., y me dice que el nombre de la pequeña borracha es G.
Charlamos un rato más esa noche. J. Nunca apareció, pero cuando terminé mi noche y mientras volvía a casa con ahora no solo un rostro sino un nombre, mientras volvia a casa, mi reflejo me devolvio la mirada del otro lado de una vidriera.
Estaba sonriendo.

sábado, 22 de agosto de 2015

November rain

Hay algo raro con olvidarse de las cosas que nos importan. Es como si realmente fuese imposible hacerlo totalmente, te distraes, pensas en otra cosa, vivis tu vida sin acordarte ni remotamente de eso que te olvidaste, y sin aviso, alguna cosa, en muchos casos sin relación con lo que olvidaste, te recuerda que te olvidaste de algo.
Lo interesante de salir en un lugar como Tres Arroyos, es que no hay tantas opciones, vas acá, o vas allá. Pero en algún punto, siempre te terminas cruzando con la misma gente, no necesariamente en los mismos lugares, pero casi.
Era la epoca de las luces negras, todo en la noche eran verdes fluo y rosas, luces negras en cada barra y boliches oscuros. Y ahí estoy, 2 meses despues, medio borracho en la pista mirando a la gente bailar.
El boliche era un rectangulo gigante, entre a los tumbos, tenía algún amigo en la puerta, algún amigo en la barra. Así que entro, y voy hacia la izquierda, la barra estaba cerca de la puerta, contra la pared izquierda. Me pido una cerveza, todavía te daban los porrones en esa epoca, lo que te permitia pedir cerveza, tomarla despacio, y tomarla fria. Mientras charlo con Gabriel (el barman), de repente veo algo en el espejo, una cara reflejada, ahí atras, que se ilumina de a ratos con alguna luz de la pista.
Y entonces veo esa cara, que no es la cara que vi, y de repente todo me pega como una oleada. El alcohol, la noche, mi borrachera, y los recuerdos.
Salgo caminando, tratando de ver las caras en los lugares oscuros, paso por la cabina del disc jockey, elevada sobre la mitad del boliche, subo a hacerme el que saludo y miro para abajo, miro la pista, las gradas, miro los pasillos y no veo nada.
Estoy seguro que ella está en el boliche, algo adentro mio me dice que la busque, que aproveche, que no me distraiga. Saco el atado de Marlboro del bolsillo y prendo uno. Doy una pitada y pienso. Miro de nuevo lo que ya recorrí. No hay tanta gente esta noche, estoy seguro que no le pasé por al lado ni la perdí. Miro lo que me falta y sigo caminando.
En el fondo del boliche hay unas gradas de cemento muy poco iluminadas. Un par de personas sentadas y algunas parejitas a los besos que aprovechan la penumbra. Me fumo el cigarrillo mientras murió despacio, busco si ella está ahí, no la veo y sigo caminando hacia la derecha. Llego a la mitad de la pared derecha y freno. Tiro el cigarrillo y miro la pista al centro del boliche, un par de caras conocidas, ninguna es la que busco. Sigo caminando hacia el final del boliche, estoy de nuevo en la entrada y no la vi.
Podría dar otra vuelta, puede ser que nos hayamos cruzado, o sencillamente no la vi. Pero una sensación de derrota me invade. Me acerco a la barra de este lado y pido otra cerveza. Apuro los primeros tragos y me tomo la mitad al instante. Saco otro cigarrillo y lo prendo.
Esa niebla empieza a tragarse de nuevo su cara y suspiro.
Entonces, veo lo que vi temprano sin saberlo, no es ella pero es la persona que vi en el espejo. Me acerco y pienso que decir. Al final, lo único que me sale de mi boca es pedirle perdón por molestarla y preguntarle si la conozco de algún lado.
Me mira y sonríe.
No que yo sepa, pero creo que conoces a una amiga mía dice.

Interlude

Vamos para adelante, en todo sentido, pasaron años desde que escribí la ultima entrada, mi vida cambio, yo cambie. ¿Vemos que sale?

Del bar me fui al cyber, medio borracho a charlar con El Ruso, se me rió. Principalmente cuando le dije que no sabía el nombre de la chica, pero era el amor de mi vida.
Y claro, despertarse al otro día, y ver la realidad sin alcohol, acordarte que por el alcohol podes asegurar poco, y tener una cara grabada en la memoria que de a ratos es tan clara y de a ratos se difumina.
Me desperté, sonriente y contento, sin memoria pero con convicción, pasó una semana, llego el viernes de nuevo, y salí. Di vueltas, fui a un lado, al otro, busque, fui y volví. Me pareció ver caras conocidas acá y allá, pero no tenía ninguna seguridad, y sabia, que si era ella, iba a estar seguro. Pasó un fin de semana, después otro, y creo que otro y otro.
Y uno es chico, y el tiempo pasa, y la memoria ya no es tan clara entre fin de semana y fin de semana y vaso de birra y vaso de birra.
Y me olvidé.