sábado, 22 de agosto de 2015

November rain

Hay algo raro con olvidarse de las cosas que nos importan. Es como si realmente fuese imposible hacerlo totalmente, te distraes, pensas en otra cosa, vivis tu vida sin acordarte ni remotamente de eso que te olvidaste, y sin aviso, alguna cosa, en muchos casos sin relación con lo que olvidaste, te recuerda que te olvidaste de algo.
Lo interesante de salir en un lugar como Tres Arroyos, es que no hay tantas opciones, vas acá, o vas allá. Pero en algún punto, siempre te terminas cruzando con la misma gente, no necesariamente en los mismos lugares, pero casi.
Era la epoca de las luces negras, todo en la noche eran verdes fluo y rosas, luces negras en cada barra y boliches oscuros. Y ahí estoy, 2 meses despues, medio borracho en la pista mirando a la gente bailar.
El boliche era un rectangulo gigante, entre a los tumbos, tenía algún amigo en la puerta, algún amigo en la barra. Así que entro, y voy hacia la izquierda, la barra estaba cerca de la puerta, contra la pared izquierda. Me pido una cerveza, todavía te daban los porrones en esa epoca, lo que te permitia pedir cerveza, tomarla despacio, y tomarla fria. Mientras charlo con Gabriel (el barman), de repente veo algo en el espejo, una cara reflejada, ahí atras, que se ilumina de a ratos con alguna luz de la pista.
Y entonces veo esa cara, que no es la cara que vi, y de repente todo me pega como una oleada. El alcohol, la noche, mi borrachera, y los recuerdos.
Salgo caminando, tratando de ver las caras en los lugares oscuros, paso por la cabina del disc jockey, elevada sobre la mitad del boliche, subo a hacerme el que saludo y miro para abajo, miro la pista, las gradas, miro los pasillos y no veo nada.
Estoy seguro que ella está en el boliche, algo adentro mio me dice que la busque, que aproveche, que no me distraiga. Saco el atado de Marlboro del bolsillo y prendo uno. Doy una pitada y pienso. Miro de nuevo lo que ya recorrí. No hay tanta gente esta noche, estoy seguro que no le pasé por al lado ni la perdí. Miro lo que me falta y sigo caminando.
En el fondo del boliche hay unas gradas de cemento muy poco iluminadas. Un par de personas sentadas y algunas parejitas a los besos que aprovechan la penumbra. Me fumo el cigarrillo mientras murió despacio, busco si ella está ahí, no la veo y sigo caminando hacia la derecha. Llego a la mitad de la pared derecha y freno. Tiro el cigarrillo y miro la pista al centro del boliche, un par de caras conocidas, ninguna es la que busco. Sigo caminando hacia el final del boliche, estoy de nuevo en la entrada y no la vi.
Podría dar otra vuelta, puede ser que nos hayamos cruzado, o sencillamente no la vi. Pero una sensación de derrota me invade. Me acerco a la barra de este lado y pido otra cerveza. Apuro los primeros tragos y me tomo la mitad al instante. Saco otro cigarrillo y lo prendo.
Esa niebla empieza a tragarse de nuevo su cara y suspiro.
Entonces, veo lo que vi temprano sin saberlo, no es ella pero es la persona que vi en el espejo. Me acerco y pienso que decir. Al final, lo único que me sale de mi boca es pedirle perdón por molestarla y preguntarle si la conozco de algún lado.
Me mira y sonríe.
No que yo sepa, pero creo que conoces a una amiga mía dice.

No hay comentarios:

Publicar un comentario