lunes, 16 de noviembre de 2009

Smooth Criminal

Que soy pedante y arrogante y a veces insensible es algo que escuche muchas veces, y tengo que realmente darles la razón a las personas que me lo han dicho en incontables ocasiones, que soy bocón e irritante también. Pero no soy un mal tipo, y creo que como en todo en la vida, la gente aprende a negociar y ceder. Y al final del día debo de tener otras tantas cosas buenas que la gente no me dice tan seguido, sino, creo que estaría mas solo que Adán en el día de la madre.
Hace un par de meses atrás, parecía que decirme "hijo de puta" estaba de moda, sinceramente por alguna extraña conjunción de las estrellas o por alguna razón que se escapa totalmente a mi entendimiento era como que todas las mujeres, sin importar la situación me decían que era un hijo de puta.
En la intimidad entre las sabanas, en el medio de una discusión acalorada, tomando unos mates o charlando de la vida, el único punto en común era que eventualmente iba a escuchar que me digan "vos sos un hijo de puta!".
Claro, había maneras de decirlo, no era lo mismo el insulto con los ojos condenatorios que el amable "sos un hijo de puta!" que me tiraban mis amigas entre charlas de mate. Pero la ineludible realidad era que en medio de todo eso la puteada iba a aparecer.
En medio de todo ese despelote que era mi vida, se da una situación bastante particular con una "amiga con privilegio" si queremos decirle.
Era el cumpleaños de esta amiga a la que llamaremos... Lucrecia Borgia a fin de darle identidad y ayudar a la narrativa.
La cuestión es que era el cumpleaños de la señorita Borgia, y yo como buen tercero en discordia, ni me doy por aludido. Decido a fin de cuentas que la relación que tenemos es puramente sexual y que para algo ella tiene un noviecito que es quien bebería encargarse de cumplir sus caprichos, festejarle el feliz cumpleaños y hacerle regalos algo mas complejos que invitarla a tomar una birra. Por ende, lo único que decido hacer con motivo de su cumpleaños es mandarle un sencillo SMS que dice "feliz cumpleaños". Una semana después al cruzarme por MSN me caga a puteadas, el infaltable "vos sos un hijo de puta" y me reclama por que no le dije nada para su cumple. Tenemos un muy poco amistoso intercambio de opiniones, me dice "hijo de puta" un par de veces mas y ya enojado la mando a la mierda. Agarro mi celular y le cambio el ringtone para acordarme de este hecho.
Esa misma noche, me peleo con una amiga suya por que fui un y cito "hijo de puta" con ella. Me dice que a la gente no se la trata así y empieza un sermón que yo sé va a durar demasiado, pasados 15 minutos me lleno la paciencia y le pido amablemente que se retire de mi casa, que vuelva cuando tenga un cerebro. Nuevamente escucho "hijo de puta" y varias cosas más que sencillamente no dan para repetirlas en el blog por respeto a los lectores.
Esa misma noche le cuento a mi amiga Paulita la situación algo traumado. Ella les da la razón a estas dos chicas y yo durante unos 40 segundos pienso que por ahí ellas tienen razón. Finalmente descarto el pensamiento, Lucrecia Borgia esta loca, su amiga esta mas loca que yo y Paulita es demasiado buena a veces para su propio bien, yo tengo razón y no ellas.
Pasan un par de semanas y la situación queda ahí. Un jueves a la noche, estoy tomando una cerveza en casa mientras juego a la play y de repente empieza a sonar el celular, antes de mirar el identificador escucho el ringtone "Smooth Criminal" de Michael Jackson.
Dudo un segundo y atiendo, del otro lado del teléfono la voz de Lucrecia Borgia me dice "¿en que andas?".
Sonrió, y pienso que seré un hijo de puta, pero esta vez, yo tenía razón.

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